La fama insalubre

Ayer se lo vio un poco molesto a la Tota Santillán por los chistes y especulaciones acerca de su perfomance en el caño. El morbo llegó incluso a Lafauci dicendo "te desvestiste poco", o Flavio Mendoza dicendo "por una pizza se trepa hasta arriba del caño".  Santillán tiene el dilema de que por un lado le molesta su obesidad, y por otro lado es la característica que lo hace atractivo para el gran público.

A nadie le importa su relación actual o pasada si no fuese obeso, y a nadie le importa verlo bailar o desnudarse si estuviese flaco. Lamentablemente el morbo argentino hace que la Tota tenga intereses opuestos entre su vida personal y su vida profesional, y al mismo tiempo lo premia con un éxito tan cuestionable como efímero.

Creo que no puede obviarse cuál es el interés del público en este caso, pero el honorable jurado, el conductor y los demás podrían ahorrarse algúno de los chistes más fáciles, o pedirle que, además de vestirse ridículamente haga streap-tease.

Ayer no se lo vio cómico en su situación (bastante parecida a la que enfrenta en todas sus perfomances) de payaso del circo y gordito-de-la-clase. Sólo la soporta porque sabe que es parte de su trabajo. Sin embargo, el precio es alto, porque el show dura unas horas y su cuerpo y sus complejos lo seguirán mucho después que las luces se apaguen.

Como siempre, el espíritu del público será te-amo-te-odio-dame-más como dice la canción. Vamos a ver si los dueños del circo tienen la dignidad de no darle el gusto.