Serafín Subirí fue la nota bizarra de Showmatch de ayer. Es un bailarín ciego que vino con su perro
Shifo. Es un tipo muy carismático y simpático. Querible, irónico. Creo que lo más turbio en su discurso es que resaltaba que lleva una vida perfectamente normal gracias a su capacidad de autosuperación.
Su perro Shifo es el problema. Está visiblemente preocupado por la cantidad de gatos que abundan en el programa.
Marcelito aclaró en todo momento que no era un golpe bajo (no aclares que oscurece). A pesar de eso, se va a tornar difícil juzgar a un tipo que tiene una clara incapacidad como si no la tuviese. Por suerte, los discapacitados del jurado harán todo lo posible por disimularlo.
Además, la intención de Tinelli parece que es integrar a todos. Lo malo es que los integra en un certamen que es competitivo, descalificador, subjetivo y de alta exigencia. Una cosa es invitar a gente a bailar por gusto y otra es medir en puntos, rating, popularidad, etc. Eso se vuelve menos desinteresado, menos productivo, más despiadado. Por cierto, no es el mejor contexto para la integración
que propone nuestro altruista conductor.
La participación de este español nos dejó 2 enseñanzas:
A)La normalidad no debe ser un objetivo. Si lo es, andar
por la vida con lentes negros, un perro lazarillo y una
coreógrafa con un megáfono no entra dentro de los
estándares de lo normal.
B) Hasta un ciego baila mejor que la Tigresa Acuña
martes, 15 de abril de 2008
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